Silencio y procesos

¿Te has dado cuenta de que todo en la vida parece que tiene un prefecto y preciso proceso? En realidad, siendo puntillosos, si vamos más allá, es más un suceso continuo que un proceso. El proceso (psicológico, una ilusión temporal) es un conjunto de sucesos en sí mismos. También, esa totalidad, puede ser vista como el suceso en sí. El proceso es una concepción psicológica y artificial  creada gracias a esa autoreferencia tan manida en el ser humano y,  por supuesto, a la memoria. No te preocupes que no voy a hablar de estos temas filosóficos, vamos a ir a lo práctico y lo voy a simplificar. Solo quería hacer el matiz antes de comenzar: ese proceso es realmente un suceso. Solo nuestra visión/percepción lineal del tiempo lo convierte en una historia en la que se crea una narrativa con argumento, incicio, personajes, nudo, hasta la supuesta resolución en el desenlace. ¿Pero es la vida solucionable o es un universo a experimentar, en el que experimentador y experimentado están intrínsecamente unidos?

Esa visión que comprende el tiempo como proceso, uniendo correlativamente todo el evento en una trama nos sirve ahora para simplificar el juego. Observa estos supuestos procesos. En la vida suceden y se dan constantemente. El tiempo de aprendizaje, la creación de un proyecto, la puesta en marcha de una idea que ya es un hecho en el campo de las posibilidades, el nacimiento de un bebé, el horneado de un bizcocho… El proceso se completa cuando sientes que es un hecho y está listo. Quizás sería interesante que en caso contrario no saques el bizcocho de tu vida del horno. Lo contrario también es real, no dejes el bizcocho en el horno 10 horas por miedo a que esté sin hacer. La clave es, como siempre la confianza, la honstidad y la certeza de que estás sostenido si das un paso con amor. El tema de hoy es la siguente invitación: Toma respeto a los tiempos, instantes, procesos y tus propias necesidades.

Sin juicio y sin interpretación surge la visión

Tomar tiempo de silencio no es separación. Si en tu corazón sientes que respirar, parar para volver a ese espacio de plaz y claridad mental siempre presente en ti es lo que necesitas, simplemente hazlo. El silencio mental no es separación sino reconexión con tus prespuestas. e trata de tornar a un espacio de introspección, quietud, paz, plenitud y completo discernimiento.

En el silencio todo Brota y se disipa. Todo adquiere un significado veraz libre de interpretación. Uno toma consciencia. Uno sabe. Uno toma acción por decisión, que nada tiene que ver con ponerse en marcha físicamente, sino asumir el poder interno de elección y coherència.

El silencio mental está aquí y ahora ya disponible

Es un espacio de creatividad y respuestas en las que el tiempo y el espacio colapsan en el presente. Respiramos, observamos y nos fundimos en un autoecnuentro privado en el que no analizamos ni preguntamos, sabemos. Cuando sientes la resistencia, el bloqueo o un parón de creatividad, no fuerces, vuelve a tu pausa. Relaja el canal creativo sin demora. Es en el momento de soltar la resistencia, el esfuerzo y la obligación en se instante en el que la luz de la comprensión actua.

No necesitas más que vaciarte de conceptos para que aflore el conocimiento

Es expresar todo el potencial creativo del Ser. Ríndete a vivir tus preguntas. Te invito a que no resistas la resistencia. Piérdete en tu laberinto observando y disfrutando esa pérdida, pues no existe pérdida en el universo, vas rumbo a reencontrarte en ti contigo y tus respuestas. Silencio y observación para comprender, sentir, asumir, soltar, crear, disfrutar, equilibrar. Es descansar en el SER.

¿Cómo lo llevo a cabo?

Ya sabes que esa pregunta tan dual es una pregunta del miedo, no de la convicción y confianza fehaciente del ser. No obstante, si el miedo no fuese acogido y traspasado por el amor, la paz y la creatividad, querría decir que existe algún lugar que no fuese amor. A la luz de la consciencia esto no es posible, porque la consciencia es la linterna que mira las luces y sombras y las unifica en convicción y claridad. El miedo y la resistencia no se huyen ni se juzgan, se obervan, se saludan y se traspasan. POdemos observar nuestro cómo para decidir dejar de buscar respuestas y conectarnos con ellas en nosotros por honestidad.Tú, ya sabes lo que necesitas. Sólo que, tal vez no te crees merecedor de llevarlo a cabo al juzgar.

Rumbo a las catacumbas de la consciencia

Llevar a cabo el proceso, el tiempo de silencio, el camino a las produndidades de nuestro geiser personal pasa por el camino de la verdadera compasión hacia la humaidad de uno y la del otro. Se trata del fin de los juicios, la mirada tierna y la honestidad. Esto pasa por aquello que creas necesario que te deje expresarte libre y sereno. Ser tú al 100% expresándo lo que sientes hasta descubrir que más allá de los límites de la personalidad tú ya eres, ya existes y ya brillas. Descúrete ahí, piérdete ahí, renace ahí. Cubre o satisfaz tu necesidad sin juicio y sin miedo, sin más serás llevado al paso siguiente, a eso se le llama fluír.

Concretando lo teórico

Seamos menos abstractos. ¿Qué te dice tu voz interior?, ¿Qué necesitas?, ¿qué sientes? cuando a un ser humano en rendición se le pregunta que necesita, rara vez contesta dinero y bienes materiales. Estas son herramientas. Son simples herramientas que ayudan y facilitan procesos, pero nada tiene que ver con la felicidad que somos o el estado de alegría, paz, gratitud o merecimiento. Hay un lugar siempre itocable e intocado en ti del que emana tu sabiduría. Hay un niño ahí dentro que busca un fiel abrazo y que, si se escuhca y se comprende, brota el amor y la plenitud. Vuelve ahí ¿qué necesitas? ¿dónde necesitas aprobarte? ¿dónde necesitas parar? ¿dónde necesitas perdonarte?

¿Dónde quieres empezar y decidir de nuevo?

No tienes que hacer más que decidir en coherència cada instante, sin irte a hipotéticos espectros y escenarios mentales. A veces, no hay que hacer nada, otras pasa por no conversar por mensajes, chats u otros medios que faciliten el entretenimiento, las adicciones etc. No porque ellos causen nada o sean motivo de adicción. Rotundamente no. Me refiero a que hay momentos en los que necesitas tiempo de introspección y decides autoboicotearte.

¿Cómo? Por ejemplo sosteniendo charlas en las que crear más tiempo entre la liberación del aparente problema (solución) y el instante en el que te encuentras. En otras es lo contrario, si en logar de observarte sin juicio, utilizas tu concepción de silencio para regodearte en soledad, no estás en silencio, estás dominado por lo que crees que es el silencio y, además, regodeándote en ese rumiar mental. Si esto es así, vuelve a tu centro con lo que sea, cualquier conversación por la que te permitas salir de ese estado es válida.

El proceso y el tiempo de silencio

Solamente vas a observar qué surge en ti, La gente no va a un retiro para sanarse eso creen y por eso vuelven igual. Quizás la motivación de ir, en caso de ir, sería para observar qué siente en sí cuando aflora lo que hay dentro. En medio del silencio cuando no hay entretenimientos, escapismos o Valiums metafóricos y panaceas externas, (no hablo de medicación psiquiátrica, obvio).

Coherencia y honestidad (¿Cómo no?)

Cuando tienes claro lo que hay dentro, ¿qué más da la técnica a usar, separarse, quedarse? Entonces la vida es meditación a cada instante. No obstante, si la excusa para el encuentro la tengo por medio de una introspección con retiro físico, es perfectamente valida. Cuando hay un aspecto que requiere observacion profunda y llega a un punto q es tan fuerte que está observación pide ser realizada desde una distancia determinada, es lícito facilitarlo por medio de abrirnos a esa posibilidad. Desde esta tesitura no es separar sino todo lo contrario: conectar, unir, restaurar, retornar a la unidad.

Una reflexión para comprender que no se ha de solucionar nada

Se trata de soltar el conflicto y la se presenta sola. Si pongo un cono delante de un foco se me proyecta un cono gigante. No intentes borrar el cono en la pantalla donde se proyecta. Quita el cono del foco y la pantalla se verá con claridad. Repetimos hasta la saciedad que son las preguntas de la mente analítica las que apantallan la respuesta. Las respuestas son la visión de la verdad, la posibilidad, las oportunidades que están ahora ya presentes en la realidad.

¿Si están presentes por qué no las veo?

No las ves al estar enfocado en un simple punto. En la metáfora el cono las apantalla. Creer saberse poseedor de la razón implica cerrar la visión a la verdad en pro de un mero punto de vista. Somos miles de millones de entidades en este universo ¿cuántos puntos de vista hay para infinidad de cosas? Aferrarse a un pensamiento limitado es cerrar la puerta de la posibilidad y a la acción de la mente creativa, la creatividad.

Consciencia, mente creativa, mente infinita, mente cuántica

La mente creativa es la solución ya presente, es la puerta al acceso del conocimiento. El verdadero saber se presenta en ese descubrimiento que tiene lugar ahora, en este instante, si te lo permites y te abres. No me interesan las respuestas ni la posible búsqueda de una solución, cuando es la pregunta el conflicto o la opción que soltar. Hagámonos un favor a nosotros mismos reconectando con la certeza de ser causa y solución. Recierda que siempre estamos sostenidos en los brazos de una decisión pacífica, tomada desde esas respuestas de tu intución interior. Recuerda también que es la idea de posibile problema la que sostiene la posibilidad del problema en tu vida.

¿Soltamos lastre? El día que aprendí a observar y dejar de mantener

Finalmente, y para dar un giro inesperado por medio de mi propia experiencia, he decidido compartir una carta que en diciembre de 2011 me proporcionó el honor de aparecer en la revista Psicología Práctica. Como siempre digo, nada significa nada, pero si a alguien le sirve para autoobservarse o poder abrirse a explorar las catacumbas de su interior habrá sido de utilidad. Meramente anecdótico y con el sentido de entonces ¿Recuerdas?

Al soltar la personalidad, no sabes quien eres más allá de descubrirte en este instante.

Hay ocasiones en las que te paras a mirar hacia atrás y hacia el lugar al que te han traído las decisiones que vas tomando paso a paso de manera aparentemente fortuita. Sin ir más lejos, esto mismo me pasaba a mí ayer, en el preciso instante en que leí las siguientes palabras sacadas de un artículo: «…del año en que decidí preocuparme menos, y disfrutar más». Echo la mirada atrás, y veo a una persona que, en un momento puntual, sin saber exactamente cómo, llegó a encontrarse totalmente inmersa en un circulo vicioso de estrés, autoexigencia, esfuerzo máximo, frustración y angustia, al ir por un camino que, según creía, era uno de sus sueños.

Quizás porque…

Quizás porque muchas veces las cosas no son cómo se ven desde fuera, o porque, por mucho que nos digan, la presión no tiene por qué ser asumible ni soportable, un día me pregunté a mí misma: «Es esto lo que quieres? ¿Qué es lo que realmente necesitas para ser feliz?» Quizás porque valoré cuan pesado era el lastre que llevaba a mis espaldas, que me impedía seguir hacia delante de manera positiva, decidí despojarme de convicciones y condicionamientos.

Decidí que…

Los sueños y las ideas se pueden modificar a lo largo del camino. Decidí hacer mi vida más simplificada. Eliminar de ella, aunque eso significase comenzar a plantearse las cosas de otro modo, todo lo que, a la larga y en mayor o menor rango, por muy feliz que me hiciese en un instante, estaba intoxicando mi mente e impidiendo que pudiese disfrutar de las pequeñas cosas que valen la pena realmente, de mi día a día.

Me dí cuenta de que…

Lo que más temía, no era la crítica de la gente, sino mi autocrítica constante, y el discurso negativo que mis monólogos interiores dirigían hacia mí sin compasión alguna. No sé que día decidí quitarme el corsé, y dejar lo que no me hacía falta  en un rincón, pero, desde entonces aprendí a respirar, y el camino es más sencillo, más alegre y mejor. Creo que es mejor soñar todos los días, que tener pesadillas por un aparente bonito sueño.

Como tiempo y espacio no existe y todo sucede en este instante, me enteré de que había sido premiada por esta carta 3 años después al recibir un galadrdón que había estado dando vueltas por el espacio tiempo vete tú a saber cómo y donde. Una experiencia más que me haría entender que creamos tiempo hasta que nos dejamos recibir aquello que está ahí para nosotros. Pero esto ya es otra historia. Gracias por este encuentro.

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